La etapa llegó. Ahora que puedes caminar, medio hablar y muchas cosas más, te aprovechas y haces tu voluntad.
Claro, tu padre tiene mucha culpa, pues si le dices brinca, brinca, si le dices late, te da un chocolate y todo lo que tu le pides, te concede.
A tus dos años, sabes muy bien aprovechar este privilegio y entonces te conviertes en un torbellino, vas, vienes, comes, juegas, brincas, pegas, ayyyyyyyyyyy.
Juro hija que te amo, pero cansas que dan ganas de llorar.
jueves, 22 de julio de 2010
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